Caída del puente de El Alambrado, un atentado

[F̶I̶N̶I̶T̶O̶ ] Las autoridades se han precipitado a descartar que la caída del puente de El Alambrado se debió a un atentado terrorista. “Si vuelan un drone, lo bajamos”, le advierte un integrante del CTI a un periodista; este guarda el dispositivo. En los primeros minutos posteriores a la emergencia solo unos pocos ciudadanos lograron hacer vuelos antes de las restricciones; dichos videos están en las redes y pueden ser analizados por expertos.

La noticia sacudió a Colombia el miércoles 12 de abril en la tarde. Los viajeros formaron en pocos momentos un descomunal trancón, pues se había roto una de las principales arterias viales de Colombia. De ahí sobrevino el infarto que no colapsó al país, pero sí lo dejó con problemas de movilidad, con una parálisis que le permite caminar, pero más lento.

No hubo manos criminales, dicen desde el Gobierno nacional, que ha demostrado no tener mano dura con la insurgencia, y que, por el contrario, ha sido blando y permisivo. Queda una sensación: ¿se apunta a implantar la idea de que por casualidad por el puente pasaba en el momento del desplome un camión de la Policía Nacional que transportaba material de intendencia?

Chalecos y explosivos cayeron al río De La Vieja y dos uniformados murieron. Los ojos voltearon a ver hacia el Ejército de Liberación Nacional, ELN; pero en plena investigación, sin haber avanzado lo necesario, la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, se aventuró a absolver a quienes con pañoletas negras y rojas cubren sus narices y bocas mientras tiñen de sangre al país.

Esto está de acuerdo con la línea de pensamiento del presidente Gustavo Petro, a quien incluso no le cayó bien el legítimo clamor nacional impulsado por el gobernador del Quindío y presidente de la Federación Nacional de Departamentos, Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas, sobre la importancia de hacer respetar, por parte del mandatario, las palabras que coronan el escudo de Colombia, libertad y orden, para detener la ola de violencia que golpea al país.

El hecho de eximir a los elenos o a cualquier otro grupo violento, como el Clan del Golfo, de haber realizado un atentado, en momentos en el que las investigaciones apenas están en curso es una evidente muestra de un negacionismo que socava la institucionalidad.

William Camargo, director de la Agencia, le dijo a Blu Radio: “Lo que identificamos allí fue el colapso, la falla súbita del puente. Es un puente que está conformado por dos elementos estructurales en la superestructura”. De allí el tema salta al terreno de lo económico: “El 35% de los puentes del país está en estado crítico y la intervención de esas estructuras puede costar alrededor de 1.5 billones de pesos”.

De ser cierto lo que se dice desde la ANI, se viene una contratación gorda, motivada por un abandono sistematizado, como si se tratase de una obsolescencia programada que pone en riesgo las vidas de los colombianos, lo que también sería en sí un crudo atentado en contra de los colombianos.

Pasadas unas horas, el CTI permitió que los medios hicieran su trabajo, necesario para la transparencia, incluida la utilización de los vehículos aéreos no tripulados; pero en un principio, si los drones de los periodistas volaban los bajarían (¿a tiros, mediante una aplicación? El método no fue socializado), como si ocultaran algo, pero es temprano para decirlo, pues desde el día de los hechos no mucha agua ha corrido bajo el puente.

Por Oliver GS

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