La sucia verdad de un montaje de campaña
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En la pasada campaña regional, La Sucia Política (página de Facebook) denunció supuestos delitos electorales en el proceso de Juan Miguel Galvis, en ese entonces candidato a la Gobernación del Quindío (hoy electo), mas todo resultó siendo una sucia mentira.
Pero no nos apresuremos a cuestionar al medio, que al parecer no pecó por mala fe, sí por falta de rigor, por lo cual fue engañado. Pero ¿cómo pasó esto? Pues por las travesuras de Cupido, pero un Cupido desfigurado.
El plan es macabro. En el proceso electoral se desató una ‘guerra mediática’ entre las campañas de Galvis y la denominada fórmula Papa, integrada por James Padilla, candidato a la alcaldía de Armenia (hoy electo), y Jorge Ricardo Parra, candidato a la Gobernación, uno de los perdedores. De ahí parte todo.
Una ‘mujer’, haciéndose pasar por una dama contratista de la Gobernación del Quindío, contactó a un hombre cercano a La Sucia Política. Se presentó como la contratista de la Secretaría de Familia, usurpando la identidad de esta le envió fotos tomadas del Facebook y en pocos días se ganó su confianza.
Lo sedujo, le envió imágenes sugestivas en las que no mostraba su rostro y este cayó en la trampa, respondiéndole de la misma manera. Cumplido el objetivo, ‘la delincuente’ le dijo que tenía una denuncia que hacer y que esta podría ser publicada en La Sucia Política.
El enamorado cayó y por su cercanía con la web propició que se publicara el 25 de octubre, 4 días antes de los comicios, el típico video de una persona de espaldas, con un buso de capota, denunciando, en este caso, un presunto constreñimiento por parte de la Secretaría de Familia, Aleida Marín, en favor de Galvis. Pero algo no cuadraba, la enamorada desapareció desde el 29 de octubre, tras la jornada de votación.
En un punto de la historia, el implicado ató cabos, se dio cuenta que había sido engañado y mostrándole la foto de su supuesta querida virtual a algunos de sus amigos y conocidos, logró ubicar y contactar a la verdadera contratista.
Quedó frío. La voz de los audios que la dama le enviaba no era la de la contratista verdadera. Al ser cotejada la voz, se determinó que esta pertenece a una de las comunicadoras cercanas al equipo de redes del hoy electo James Padilla, así como del de Parra y del alcalde electo del municipio de Quimbaya, Juan Manuel Brito.
La contratista verdadera instauró demanda ante la Fiscalía porque su imagen fue utilizada para una estafa (denuncia por falsedad personal, Artículo 296 CP), y la mujer que prestó su voz para la comisión del delito tendrá que responder ante las autoridades. El caso está en la Dijín, en delitos informáticos.
Mientras Galvis, tranquilo e ileso, a pesar de tantos ataques que sufrió basados en información manipulada, avanza en su proceso de empalme; el engañado teme lo que puedan hacer con sus fotos íntimas, pues se dejó llevar por la emoción y en busca de ‘tomarlo todo’ puso a girar su pirinola en el lugar equivocado. ¡Qué sucia es la politiquería!
*Voces enviadas por la investigada, la primera al hombre cercano a La Sucia Política, usurpando otra identidad, y la segunda, a nombre propio, enviada a una de sus compañeras de trabajo.
GS Oliver
Comunicador social – periodista