Jota Domínguez, columnista, y Roberto Jairo Jaramillo, Gobernador del Quindío.

Vía Whatsapp, el abogado Jota Domínguez me escribió hace unos días para saludarme, con motivo de una columna de opinión que escribí en esta web [www.finito.pro] y en la cual lo nombré. Me reenvió mi escrito titulado “El exdirector de Invías, contra la desinformación. Ratifica gestiones del Gobernador incluidas en el informe del billón”, pero lo hizo acompañado de unos emoticones de sonrisas.

Al principio no entendí el porqué de los jocosos matachitos, pues el tema es en extremo serio (el gobernador dice con pruebas que ha gestionado un billón de pesos, la oposición dice sin pruebas que no); pero era obvio que eran risas irónicas, porque cómo le va a gustar al hombre de leyes que hace poco me dijo que nunca escribía nada sin documentarse que el susodicho exdirector desmintiera lo que él, en las páginas del diario La Crónica, el medio escrito más importante del departamento, dijo que era cierto.

¿Pero qué afirmó Jota? Que recibió un documento del Invías autorizando su publicación con la condición (supuestamente de parte de Invías) de que, al informe publicado por Roberto Jairo Jaramillo, gobernador del Quindío, denominado ‘el Gobierno del Billón de Pesos’, le descontara la totalidad de los recursos aportados por Invías, destinados para completar los proyectos de la Nación (entre ellos los destinados a las dobles calzadas), “por lo que ningún gobernador”, afirma Jota, “puede decir que los gestionó”.

El nombrado exdirector Juan Esteban Gil Chavarría lo refutó tajantemente y, además, recordó que fue el mismo Jaramillo Cárdenas quien le solicitó al presidente Iván Duque que destinara recursos para la construcción en el Quindío de las dobles calzadas.

La columna de Domínguez se tituló “Indulgencias con padrenuestros ajenos”, pero resultó que lo que consiguió el gobernador fue con padrenuestros propios, dicho por un protagonista del proceso; pero el columnista se ha negado a aceptar la realidad, pasando incluso a ataques personales, utilizando apodos para referirse al gobernante, no con el cariño de un amigo, sí con el tufo desagradable de un homofóbico que señala porque sí.

Apela a denigrar con la única intención de atacar a la persona y destruirla desde lo más profundo de su ser, vulnerando su derecho fundamental a la intimidad. Y si es humor, es necesaria una autoevaluación, pues en esta época prima el humor que agrada sobre el que agrede, ¿y saben por qué?, porque este último lleva implícita la violencia. Este tipo de actuaciones, al mejor estilo de la época de las cavernas en la que el matoneo era aceptado y quien lo esgrimía se catapultaba a ser el chacho del grupo, están mandadas a recoger y no merecen más que el repudio de una sociedad que pide a gritos inclusión y respeto.

Pero esta forma de proceder no es solamente del prestigioso abogado calarqueño de irónica pluma: la saña contra las gestiones del mandatario ha sido de muchos a quienes parece haberles molestado sus buenos oficios en pro del departamento. Mas ninguno se retracta, no aceptan su error, se embeben de orgullo.

Ahora el caballito de batalla es el plan de medios de la Gobernación, y en busca de la igualdad y de que todos sean medidos con el mismo resero, para contrastar información que tengo en mis manos, para realizar un informe periodístico, he solicitado mediante derecho de petición los planes de medios de la alcaldía de Armenia; la Empresa de Desarrollo Urbano de Armenia, EDUA; empresa Amable, la Secretaría de Tránsito y Transporte de Armenia, Setta, y Redsalud. Ah, y de la EPA también.

Con la cifra de las gestiones de las dobles calzadas, el informe del billón hecho por el actual gobernador queda incólume, bien plantado, mientras que la oposición sigue escarbando y atacando sus gestiones. He sacado tiempo para meditar sobre el porqué de tal proceder y la única explicación que me parece coherente es que de seguro ellos, por más que quieran comprender, no entienden ni jota.

“Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad”, Aristóteles.

El gallo solo había cantado una vez y a Darío Ospina ya lo habían negado más de tres veces.

Columna de opinión:

Por Oliver GS

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