¿Por qué la oposición de Roberto Jairo se ‘muere de rabia’ porque este ha gestionado un billón de pesos para el Quindío?

«Los dineros son producto de la gestión de la actual Gobierno seccional, la inversión en diversos frentes y la ejecución de proyectos que se iniciaron en administraciones anteriores».

Roberto Jairo Jaramillo, gobernador.


Nadie pelea contra la razón. El gobernador del Quindío, Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas, hizo la suma de los dineros que ha gestionado en su gobierno y el resultado, incluyendo la inversión en diversos frentes y la ejecución de proyectos que se iniciaron en administraciones anteriores, fue una cifra superior al billón de pesos; pero esta buena noticia para el departamento no fue recibida bien en algunos sectores de la oposición.

Tan abrumadora cantidad les cayó como un balde de agua fría a sus detractores, que con lupa en mano miran el informe en busca de algún error; pero para su desconsuelo, ese mismo instrumento óptico ha permitido ver con una ampliación descomunal cómo las lágrimas de frustración brotan de sus ojos.

Los logros en favor del departamento les causa roña, en una muestra evidente de egoísmo, pues el odio los guía con más fuerza que la lógica que indica que más inversión en el Quindío repercute en una mejor calidad de vida para los quindianos.

Quisieran que la gestión fuera nula, pero no es así: es amplia y está dividida en diferentes sectores, gracias al apoyo decidido que recibió el ente seccional en el gobierno del presidente Iván Duque, que lo ubicó dentro de sus prioridades.

Abundan los interrogantes, las preguntas capciosas; muchos dudan, pero es cierto. La labor no termina allí y las grandes obras requieren de trabajo sin descanso y mucho más, y de eso se trata un ejercicio de gobierno, de moverse en las altas esferas en pro del pueblo.

No es cacarear una cifra, es responderle a la ciudadanía, es rendirle cuentas al elector primario, que es el que hoy utiliza las obras en su día a día y el que las va a utilizar en el futuro, mientras otros se mueren de rabia.

Por Oliver GS

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