Respeto por la muerte: doña María no merecía ser fotografiada así

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En hechos confusos, una abuelita, doña María Emery Cuartas Martínez, de 82 años, perdió su vida, el viernes pasado, cuando caminaba por el puente que comunica la avenida Centenario y la avenida 14 de Octubre. Cayó a la vía pública y fue atropellada por un furgón.

El conductor se bajó, pero al observarla, supo que no había nada que hacer. Su muerte fue instantánea, y por las condiciones en las que quedó su cuerpo, cualquiera con dos dedos de frente sabría que no debió haber sido fotografiada.

Su familia tenía el derecho de conservar el recuerdo íntegro de su ser querido, pero la falta de tacto de unos reporteros espontáneos, mordidos por un retorcido amarillismo, lo convirtió en un dolor aún más profundo, en una revictimización de los protagonistas de esta tragedia.

En un video se observa a algunos motociclistas, que nada tienen que ver con los medios de comunicación, con celulares en las manos, encima de la víctima. Algunos visten de negro, como aves de mal agüero que presentían una desgracia.

La imagen que acompaña este artículo es cortesía de Nueva Crónica Quindío, que por consideración a la señora desenfocó su cuerpo, como rezan los códigos periodísticos, alejándose del amarillismo y el sensacionalismo. En la misma, se observa gente que no debería estar allí con sus celulares en modo fotográfico y que fueron quienes presuntamente enviaron a las redes las fotos irrespetuosas.

El sentido común nos conduce a creer que no hay por qué alimentar el morbo cruel de quienes gozan con el dolor ajeno; pero, por otro lado, este tipo de comportamientos es evidencia de que vivimos en una sociedad enferma que se regocija con el tormento de otros.

Señor fotógrafo, ¿y si fuera su madre y si fuera su abuela? Es fundamental grabar y registrar las injusticias, hacer denuncias, cambiar vidas con buenas acciones, defender a los débiles, combatir la maldad; pero siembre se debe evitar caer en el sombrío mundo de la indolencia, donde todo es permitido, siempre y cuanto se logre un inhumado me gusta o se alimente una esclavizadora cadena de WhatsApp, donde todo vale, donde nada importa, donde no se miden las consecuencias y donde, por la evidencia, tranquilas no pueden estar las conciencias.

Por GS Oliver

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